sábado, 3 de diciembre de 2011

El sabor agridulce de verla crecer

Mi hijita tiene 2 años y 3 meses de edad, el viernes pasado me llama mi suegra y me pregunta si puede llevarla a la piscina y después a comer pizza, con un poco de temor le digo bueno, pensando en que Natalia es aún muy chiquita y que no se da cuenta mucho de las cosas.


Solo porque sí, le pregunto a mi hija, hijita quieres ir a la piscina con tu abuelita? Ella se ríe y me contesta, si, si, a maña!!! A Naty gusta.

Se fue hacia adentro y salió con su maletita y me dice, mami, papi lleva a Naty.

Yo con temor de que no quiera desprenderse de mi la acompaño a la puerta, ella sale y me dice, adiosh mami, a luego, me da un beso en la mejilla y se despide con la mano, antes de subir al ascensor, da media vuelta y me dice, mami a quero mucho.

Yo sé que es algo hermosísimo lo que me paso, pero a la vez fue muy doloroso, terminar de darme cuenta que ya no es más una bebe, que es una niñita y que se da cuenta de muchas más cosas de las que yo creo,

Duele verla crecer, porque sé que los hijos son prestados, y llegara un día en que la mire partir y mi corazón llevara una herida incapaz de curarse.

Pero a la vez, me sentiré muy alagada de que haya formado parte de mi vida y sea mi razón de respirar…

No hay comentarios:

Publicar un comentario